Foto de la falla principal de Valencia de 2020. "Esto también pasará"
Ante el corona virus, necesitamos calma.
Ante el corona virus, necesitamos mindfulness.
Los hechos son los que son: hay una pandemia global, muy contagiosa, que crece cada día y que está provocando muertes a colectivos especialmente vulnerables, como ancianos y enfermos crónicos.
De repente, todos los planes que podíamos tener, se vienen abajo. Los supermercados se vacían porque la gente compra como si se acercara el fin del mundo. Y hay un ambiente de alarma social y de miedo.
En estos momentos en el que el "statu quo" de nuestro día a día se ha visto trastocado de tal modo y en el que se nos recomienda entrar en un "encierro" o "retiro forzoso", se pueden suscitar reflexiones interesantes y podemos aprender mucho de nosotro/as mismo/as.
Aprovecha el "Quédate en casa" para mirar en tu interior
Psicológicamente, el imperativo del: "Quédate en casa" no es fácil de llevar. Mucha gente no está acostumbrada a largos periodos de confinamiento. Lo que, de esta situación, me parece interesante a nivel interior es lo que este "retiro forzoso" nos puede llevar a descubrir de nosotra/os misma/os.
Por redes sociales se difunden miles de iniciativas para proporcionar entretenimiento gratuito para no aburrirse durante la cuarentena: acceso a museos, películas, teatro, libros, ¡hasta porno!
El consejo de los psicólogos es aceptar la situación y crearse una estructura en el día a día en casa para evitar la incertidumbre.
Efectivamente, entretenerse y crear una estructura para no estar todo el día pendiente y preocupado de las noticias sobre el corona virus son buenos consejos. De otro modo, el miedo, el estrés o la ansiedad nos pueden abrumar.
Pero ¿y si miramos más de frente a todas estas emociones? ¿y si por un momento nos dejamos sentir el vacío?
Mindfulness, emociones y vacío
Con la mindfulness, podemos mirar de frente todas estas emociones y darnos cuenta de cómo las generamos con nuestros pensamientos, muchas veces negativos. Podemos entrenarnos en reconocerlas, sentirlas en nuestro cuerpo-mente y con disciplina dejarlas pasar, volviendo a nuestra respiración.
Con respecto a la sensación de vacío y de incertidumbre, practicando mindfulness aprendemos a relacionarnos mejor con esa sensación y a no tenerle miedo. Nos llenamos la vida de actividades, entretenimientos y pensamientos porque nos aterra estar solos con nosotros mismos.
Con la práctica de mindfulness aprendemos a "aburrirnos". Cuando meditamos, nos acabamos dando cuenta de que lo aburrido no es la falta de actividad, sino el repetitivo y cansino parloteo mental del que nos damos cuenta cuando no estamos ocupados en algo.
Meditando aprendemos a disfrutar del no hacer nada. A estar feliz como una perdiz con algo tan sencillo como observar nuestra respiración.
En esta situación de "retiro forzoso" que nos pone el corona virus, podríamos aprovechar para experimentar este vacío, entrar en contacto con nuestro interior y replantearnos nuestra vida, reflexionar sobre nuestros valores y sobre lo que es realmente importante.
La vida es incierta y no la podemos controlar. No podemos elegir lo que sucede, pero sí podemos elegir cómo actuamos ante ello.
Podemos elegir ser responsables y quedarnos en casa, seguir todas las instrucciones sanitarias y ayudar a otras personas que tengan más dificultades, participando en la preciosa red de solidaridad que se está creando. Podemos elegir mantener la calma, en lugar de dejarnos llevar por la ansiedad, el estrés, los bulos y la histeria.
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